El Ministerio de Economía español financiará el proyecto de Alta Velocidad a Egipto, cuya economía está sostenida por Arabia Saudí que, con el mayor contrato de empresas españolas fuera de las fronteras, ha estado y está a punto de perder el proyecto ya empezado Makkah-Jeddah-Medinah, precisamente de Alta Velocidad. Al igual Salman ya está llamando tirándose de los pelos ante la competencia del consorcio español (que es buena pero difama que algo queda).
Luego de una hipotética concesión habría que ver quién mantiene la línea, que se encontrará con la misma suciedad que en Arabia pero, eso sí, sin las dunas móviles saudíes que están suponiendo a ingenieros, consejeros y a la Ministra Pastor un buen dolor de cabeza, amenazas de retirada de proyecto, de concesión y petición de indemnizaciones por incumplimiento de plazos incluídas. Y ahora no están ni Abdallah ni Juan Carlos para pegarse una charleta. Para más inri Salman ha quitado toda huella del anterior Rey en las instituciones.
Luego está por ver el flujo de viajeros que pueden pagar el costo del billete -que imagino a cojón de mico para este poder adquisitivo- teniendo en cuenta que Luxor, que vive del turismo, tiene aeropuerto internacional que aparte de recibir vuelos domésticos de la carísima Egyptair recibe vuelos charter.
Lo veo para que los egipcios se golpeen el pecho de algo que no podrán pagar, aún con la financiación del proyecto a coste cero ahora que coincide con la presentación de la que les saldrá gratis New Capital y de la realización del megaproyecto del Canal de Suez, aunque los barcos contenedores tengan que echar el ancla en el Mediterráneo a la espera de turno de paso y que así se joda la confirmación por correo electrónico de la compañía marítima retrasando la llegada de Al Bahia a Red Sea Gateway en 19 horas.
Cojonudo, vamos.
