Si la cabeza la tenemos para algo más que para separar las orejas y como adultos tratamos de educar responsablemente a nuestra descendencia en el respeto, la tolerancia, la amistad y el conocimiento también es nuestro deber cómo enseñar a los que vienen por detrás nuestro que lo que tienen enmedio de las piernas sirve para mucho más que para orinar. En España, por ejemplo, no es que sea un gran problema explicarle a niños o prepúberes la función de los genitales y del aparato reproductor o qué cambios naturales experimentarán sus cuerpos en determinadas edades o en determinados momentos, ya sean masculinos o femeninos -siempre quedará la vieja escuela y su recurso de las semillitas y las cigüeñas viajeras para futura frustración de sus críos.
Pero cómo afrontar la misma tarea en suelo egipcio?. No es posible, es aib (vergüenza). No es la labor de un hombre hablar de estos asuntos; no es la labor de una madre hacerlo hasta que, sea el que sea, no está el hecho consumado; no es labor de una escuela hablar más allá de las evidentes diferencias entre masculino y femenino. Es aib, cuando no haram (prohibido). Entonces a los jóvenes no les queda más remedio que aprender de lo que ven o de lo que encuentran por internet y experimentar por su cuenta; la educación de la calle que también enseña pero no necesariamente siempre por el camino correcto, en este asunto más bien lo contrario.
Es norma de esta sociedad egipcia el ser así porque hay que ser así; prejuiciosa, ignorante y subordinada a los tabúes sexuales en la protección de la intimidad o en un pudor mal entendido, y sin distinción de status social, económico, cultural o religioso; es de las pocas cuestiones en las que casi todos están de acuerdo. Estos tabúes son bien vistos por las leyes religiosas y, por lo que se ve, por las leyes civiles en sus programas de educación por lo que la sociedad tiene asimilada como normal algo que es anormal pero es nuestra responsabilidad como adultos educar a los niños con el mejor de los propósitos, con la mayor información y siendo lo más explícito posible en todos los ámbitos.
Es extrapolable el prejuicioso comportamiento egipcio al resto de países árabo-musulmanes?. Sin dudar lo afirmo porque la sexualidad en esta sociedad, como dice Jbara en Confesiones a Alá señalándose a la vagina, "todo gira alrededor de este agujero". Es aib.
Confesiones a Alá, obra de teatro.
Fotografía tomada de El País del anuncio de la obra de teatro "Confesiones a Alá" |
Es norma de esta sociedad egipcia el ser así porque hay que ser así; prejuiciosa, ignorante y subordinada a los tabúes sexuales en la protección de la intimidad o en un pudor mal entendido, y sin distinción de status social, económico, cultural o religioso; es de las pocas cuestiones en las que casi todos están de acuerdo. Estos tabúes son bien vistos por las leyes religiosas y, por lo que se ve, por las leyes civiles en sus programas de educación por lo que la sociedad tiene asimilada como normal algo que es anormal pero es nuestra responsabilidad como adultos educar a los niños con el mejor de los propósitos, con la mayor información y siendo lo más explícito posible en todos los ámbitos.
Es extrapolable el prejuicioso comportamiento egipcio al resto de países árabo-musulmanes?. Sin dudar lo afirmo porque la sexualidad en esta sociedad, como dice Jbara en Confesiones a Alá señalándose a la vagina, "todo gira alrededor de este agujero". Es aib.
Confesiones a Alá, obra de teatro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario